Noticias

Lo Último

jueves, 15 de octubre de 2015

EL OGRO Y EL UIRAPURU

Cuento Infantil para niños/niñas, escrito por: O.V.V.

En lo profundo del bosque, en los alrededores del pantano, vivía un feo y amargado ogro. Se había alejado del mundo, pues guardaba tanto rencor que prefirió estar solo y no tener que enfrentarse a nadie.



Al ogro todo le molestaba y se quejaba por todo. Si alguna criatura del bosque se acercaba gruñía fuerte para ahuyentarla.

Cuentos cortos- el pajaro y el señor cogollo rojo




Pasaba encerrado en su choza todo el tiempo, la cual él mismo construyó, toda cerrada con una única ventana que daba al este, para darse cuenta cuando amanecía y recibir un poco de luz del sol.
Salía a buscar comida por la madrugada, para no encontrarse con nadie.
Cierta mañana lo despertó un extraño ruido, nunca había escuchado algo similar. Al principio se enojó como de costumbre; pero después de unos instantes notó una hermosa melodía, sus oídos prestaban atención, su ceño dejó de fruncirse por primera vez en años y en su boca se dibujaba algo similar a una sonrisa. Su estómago sintió movimientos raros, no eran de hambre ni de exceso de comida… estaban relacionados a lo que aquella melodía provocaba en él. El ogro un poco sorprendido se asomó a la ventana y pudo ver en el marco de la misma un pequeño pájaro que cantaba asomándose curioso a la choza.

El ogro nunca había visto un pájaro similar y eso que había visto muchos en su larga vida, algunos los había comido, otros simplemente los asustaba por placer e incluso tenía algunos disecados en su extraña colección de criaturas hechas trofeos en una de las paredes de su morada.
El ave, con sus bellas plumas que iban del café al naranja y unas delgadas patitas, cantaba alegre mientras preparaba su nido y con tal concentración que ni siquiera la fea apariencia del ogro lo inmutaba. Quince minutos pasaron y el pájaro dejó de cantar y desapareció.

Ese día el ogro no hizo otra cosa que pensar en el pajarito y recordar su hermoso canto.
A la mañana siguiente el ogro recibió una hermosa sorpresa, el cantante de plumas bellas volvió a aparecer y nuevamente su entonada canción alegró al amargado ogro. Quince minutos exactos y volvió a desaparecer.
Inmediatamente el ogro fue a su baúl, en donde tenía guardadas un sinfín de cosas, rebuscó y rebuscó hasta que encontró un viejo y empolvado libro, era sobre aves y buscó entre sus páginas la imagen de aquel visitante. Uirapurú, ese era el pajarito, “revestido de misticismo pues además de su
hermoso canto es un ave difícil de encontrar”… El ogro sonrió; pero luego leyó:

“Esta ave canta solo unos minutos durante la mañana y lo hace mientras hace su nido”…

Ya el ogro un poco triste siguió la lectura en voz alta: “Solamente lo hace durante quince días al año”.

Esa noche el ogro pensó en una y mil maneras de capturar al uirapurú y hacerlo cantar para él todos los días…

A la mañana siguiente el ogro tenía una jaula y una trampa preparadas para el pequeño cantor. Cuando el ave inició su canto, el ogro se acercó; pero algo diferente sucedía esa mañana. El uirapurú miró al ogro, se acercó a él, le cantó al oído y pasó sus plumas por su verde y tosca mejilla. El ogro lloró por primera vez en su vida o al menos que él recordara. Quince minutos después el ave dejó de cantar, parecía despedirse del ogro y
salió por la ventana.

– “No lo puedo encerrar” – se dijo el ogro.

– “Su canto es parte de su libertad, es parte de su felicidad. Si lo encierro nunca más volverá a cantar… y yo lo conocí libre, feliz, cantando”.

Volvió a leer el libro y se fue a dormir. A la mañana siguiente el uirapurú volvió, esta vez cantó un poco más y acompañó al ogro con todo gusto. El ogro lo tomó en sus manos y le dio un beso en su cabeza, luego lo soltó y lo miró por la ventana… Nadie sabe si el uirapurú se marchó a los quince días o se quedó un poco más. Lo cierto es que el ogro fue feliz y disfrutó cada momento que el uirapurú le acompañó, muchos años después ya cuando él falleció, se encontraron en su choza unos escritos que decían:

– “Aprovecha cada momento de tu vida como si fuera el último, nunca sabrás si durante ese instante llegará una hermosa criatura se pose en tu ventana y te canté la más hermosa melodía jamás escuchada”

FIN